Barcelona, una ciudad marcada por la transformación industrial

En el sentido más estricto de la palabra, la industria es “el conjunto de operaciones materiales ejecutadas para la obtención, transformación o transporte de uno o varios productos naturales”. Es decir, podríamos definir la industria como una actividad económica que consiste en transformar materias primas en productos para satisfacer las necesidades del ser humano.

No obstante, resulta complejo tratar de abarcar todo lo que significa la industria en una simple definición, más aún si tenemos en cuenta que se trata de un concepto que ha ido evolucionando con el tiempo.

Los orígenes

Si hablamos de industria en España, es imposible no pensar en Barcelona y en su pasado (y presente) marcadamente industrial. El sector industrial ha sido, a todas luces, uno de los principales motores del crecimiento económico de la ciudad y su área metropolitana los siglos XIX y XX.

Desde la Fábrica Bonaplata, la primera movida por la fuerza del vapor en España, hasta la aplicación de la tecnología digital a la industria, la ahora conocida como “industria 4.0”.  Sin duda, durante todo este tiempo, Barcelona ha sido protagonista y testigo de la constante transformación de la industria.

ADN Barcelona

Además de la transformación de la industria, hay un elemento que ha perdurado en el tiempo: el ADN de las industrias barcelonesas. Valores como el esfuerzo, la versatilidad y la creatividad son compartidos por las industrias catalanas y, en especial, son el denominador común de las industrias centenarias “born and raised” en la ciudad.

Dicho esto, y a pesar de que el ADN de Barcelona está presente con carácter general en la mayoría de industrias, lo cierto es que cada una de ellas ha seguido un enfoque distinto en lo que se refiere a su vinculación con la ciudad y al uso de la marca Barcelona. Así, algunas industrias utilizan la marca Barcelona en sus campañas de marketing y comunicación, exportando tanto a nivel nacional como a nivel internacional el “made in Barcelona”.

Asimismo, hay industrias que han optado por ser menos explicitas en el uso de la marca Barcelona y que se han centrado en exportar el estilo de vida mediterráneo a través de sus productos. Otras, se mantienen vinculadas a la ciudad no solo mediante la creación de empleos y contribuyendo al crecimiento económico de la región, sino también colaborando, ya sea directamente o través de fundaciones creadas a tal efecto, con entidades sin ánimo de lucro, proyectos solidarios, o participando como sponsors en eventos deportivos y culturales.

“Se critica mucho a la industria, pero ¿sabías que…”

…La industria ha podido ofrecer resiliencia y robustez en la pandemia? Alrededor del 77% de las empresas de industria robusta declararon un descenso de ventas en 2020 en comparación al mismo mes en 2019, mientras que las industrias vulnerables y no manufactureras, rondaban el 85%. Esto ayudaba a que se mantuviese la capacidad de producción y, por ende, ofrecía también, mayor protección y estabilidad al empleo.

…La industria tiene una visión a largo plazo? Es una característica que nos permite distinguir el sector industrial de otros sectores económicos. Las industrias toman decisiones que suelen ir acompañadas de fuertes inversiones y que tienen como objetivo asegurar la continuidad y estabilidad de las compañías. La visión largoplacista, sin embargo, puede colisionar con la visión de los gobiernos y las autoridades. Por este motivo, la colaboración público-privada es menos fluida de lo que sería deseable si el objetivo es el de potenciar un sector económico tan relevante para Barcelona y su cinturón metropolitano.

…La industria ofrece carreras con estabilidad y crecimiento? Si el know-how que se puede desarrollar es infinito, así como también las áreas en que un profesional se puede especializar, el resultado es una carrera longeva y un empleo de calidad y seguro.

El gran reto de la industria hoy

La sostenibilidad ya no es tendencia. Es un tema que, afortunadamente, ya se adentra en los valores y estrategias de una empresa. O si aún no es el caso para algunos, los usos y costumbres de cada país lo forzarán de todos modos, como por ejemplo con la nueva ley que incorpora impuestos a los plásticos de un solo uso en España. El impacto de este gran reto se traduce en la creación de departamentos dedicados a medir y actuar sobre el impacto de la compañía en el medio ambiente.

Lo interesante de este proceso es que hay muchas formas de adoptar esta transformación de RSC (Responsabilidad Social Corporativa). Algunas empresas se enfocarán en medir su huella de carbono y compensar la misma, otras en mejorar el medio ambiente que las rodea, o en combatir enfermedades o colaborar en la formación de jóvenes de la comunidad. Hay mucho camino por recorrer en lo que respecta la búsqueda de una mayor responsabilidad social corporativa.

Lo que está claro es que hay varios puntos claves para el éxito: Primero, saber reaccionar y tomar decisiones en momentos complejos y construir valores sólidos y compartidos a lo largo de las generaciones. Segundo, tomar decisiones largoplacistas, aun sabiendo que quién las toma no llegará a ver sus resultados, confiando en que las generaciones futuras le darán continuidad. Y, finalmente, tener algo de suerte y saber aprovechar esas oportunidades cuando llegan a tu mesa.

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