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«Barcelona debe definir su esencia pensada desde el futuro como hizo Gaudí y evolucionar sin forzar cambios», por Víctor Gutiérrez de Tena Catalán

«Barcelona debe definir su esencia pensada desde el futuro como hizo Gaudí y evolucionar sin forzar cambios», por Víctor Gutiérrez de Tena Catalán

Víctor Gutiérrez de Tena Catalán, participante del programa de liderazgo y ciudad de Barcelona Global y «Chief Strategy Officer» en EssenceMediacom España.

The New Barcelona Post conversa este mes con Víctor Gutiérrez de Tena Catalán, uno de los jóvenes que participan en el programa de liderazgo y ciudad que imparte Barcelona Global, Barcelona 2040. Experto en construcción de marca, Gutiérrez de Tena ocupa el cargo de Chief Strategy Officer en  EssenceMediacom España. Con más de 10.000 empleados repartidos en 120 oficinas por todo el mundo, la compañía se ha consolidado como una de las grandes agencias de comunicación y medios.

El objetivo de esta serie de entrevistas es que esta nueva generación de líderes compartan su visión sobre la Barcelona del futuro a la que aspiran, así como sus propuestas de impacto para la mejora de la ciudad.

¿Qué esperas de la Barcelona del año 2040?

Barcelona siempre ha sido una ciudad en construcción. En 1859, Cerdà diseñó el Eixample no para su época, sino para una metrópoli futura. Con menos de 200.000 habitantes, proyectó una ciudad para un millón, con calles amplias y una trama modular adaptable para abrir la ciudad más allá de las murallas. Con esa misma lógica, el pensamiento de Cerdà fue el esqueleto del siglo XIX; ahora necesitamos un sistema nervioso para el siglo XXI, donde cada calle, cada plaza y cada tejado sean sensores y productores de datos y energía para acoger nuevas formas de trabajar, moverse y vivir.

¿Con qué ciudad compararías Barcelona?

Una ciudad no impone su identidad, la construye creando espacios donde las personas se adaptan y evolucionan con ella. Barcelona no debe buscar parecerse a nadie, sino dotarse de herramientas que permitan su transformación. La inversión no está en el cambio en sí, sino en los cimientos sobre los que la sociedad lo hará posible. El error está en politizarlo o buscar autoría; las ciudades no son proyectos individuales, sino visiones colectivas que se materializan con el tiempo. Como ocurrió con el modernismo, que unió arte, tecnología y sociedad sin imponer una sola mirada, sino la interpretación de una sola visión. Barcelona debe generar estructuras que permitan su evolución con coherencia. El cambio siempre genera controversia, pero si sigue una lógica clara y responde a una necesidad real, el tiempo lo validará.

¿A qué modelo de ciudad crees que debería parecerse Barcelona?

No debemos parecernos a ninguna otra ciudad, sino evolucionar desde su estructura y su identidad. No tenemos una hoja en blanco como la de Cerdà, pero sí la responsabilidad de reorganizar el espacio para adaptarnos a nuevas formas de habitar y trabajar. El reto no es solo urbanístico, sino cultural: definir una visión que guíe la transformación sin caer en modas pasajeras. Si hay un referente simbólico, es la Sagrada Familia. Una construcción del pasado que sigue su plan original mientras la ciudad cambia a su alrededor. Barcelona debe hacer lo mismo, definir su esencia pensada desde el futuro como hizo Gaudí y evolucionar con lógica, sin forzar cambios, sin sentido ni resistirse a lo inevitable.

¿Cuál es el reto principal que debe resolver Barcelona en los próximos años?

El reto de Barcelona no es crecer, sino organizarse mejor con sentido común. La movilidad no debe prohibir el coche, sino demostrar que no es necesario con un transporte eficiente y barrios bien conectados. La vivienda no se soluciona solo regulando precios, sino ampliando la oferta con modelos flexibles que respondan a nuevas formas de vivir. Y la economía debe potenciar industrias alineadas con la ciudad, como la biotecnología, la innovación sostenible y las industrias creativas, que sumen al movimiento urbano y garanticen un futuro próspero y equilibrado.

¿Cuál crees que debe ser el papel de las nuevas generaciones y su implicación en el desarrollo de la ciudad?

Las nuevas generaciones no construirán Barcelona con planes estratégicos, sino con su forma de vivir, como hicimos nosotros y como harán los que vendrán. La ciudad no es un proyecto impuesto, sino la consecuencia de millones de elecciones diarias dentro de un marco estructural que facilita su evolución. El verdadero papel de las generaciones no es recibir una ciudad cerrada, sino adaptar y transformar lo que les dejamos. No se trata de imponer modelos, sino de generar las condiciones para que las soluciones emergentes tengan espacio para evolucionar con coherencia. Las ciudades que perduran no son las que buscan controlarlo todo, sino las que crean marcos abiertos donde cada generación encuentra su propio camino.

¿Por qué sectores empresariales crees que debe apostar Barcelona?

Barcelona debe atraer inversión que no solo genere empleo, sino que modernice su industria y actualice su economía. No basta con captar empresas, hay que definir qué tipo de ciudad queremos y atraer el talento y la inversión que lo hagan posible. La movilidad autónoma debe traer consigo un ecosistema tecnológico que impulse la fabricación y gestión de infraestructuras inteligentes. La vivienda flexible no será solo una solución habitacional, sino una oportunidad para dinamizar la construcción y crear nuevos modelos de financiación. La digitalización debe potenciar sectores estratégicos como la inteligencia artificial, la biotecnología o los que creamos que son inevitables. El futuro no se trata solo de crecer, sino de construir un modelo que garantice que Barcelona siga siendo un referente para los que vivimos y para los que quieran vivir.

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