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Barcelona y movilidad, binomio (casi) perfecto

Barcelona y movilidad, binomio (casi) perfecto

Meritxell Salas

Engineer at the Strategic & Prospective Planning Area at FGC

Albert Solé

Business Sales Development Officer at EIT Urban Mobility

Hay algunos temas que nos afectan a todos de forma diaria, y la movilidad es sin duda uno de ellos, pues conforma la vía de acceso a un sinfín de oportunidades (laborales, académicas, de ocio, etc.) que determinan nuestra calidad de vida, y también el atractivo de un territorio. La movilidad tiene un gran impacto en nuestras vidas, y ahí radica su importancia. De hecho, en el Anteproyecto de Ley de Movilidad Sostenible, en tramitación parlamentaria, se reconoce la movilidad como un “derecho social”. Pero ¿cómo se mueve Barcelona?

Barcelona, capital europea de la movilidad

En Barcelona, y en su área de influencia, la movilidad desempeña por lo tanto un papel clave en la vida de sus ciudadanos y en el atractivo de su economía. En esta línea, cabe destacar que la ciudad cuenta con un conjunto de grandes infraestructuras e iniciativas que la posicionan como un referente de movilidad a nivel internacional. El Puerto de Barcelona, por ejemplo, se sitúa en la posición veinticinco entre los puertos mejor conectados del mundo, y figura entre los diez principales puertos de Europa en tráfico de contenedores. También el Aeropuerto se sitúa entre los diez principales aeropuertos europeos en tráfico de pasajeros; y en un ámbito más local, iniciativas como las supermanzanas, que generan debate entre los ciudadanos, han sido identificadas internacionalmente como una buena práctica a replicar.

Barcelona también es considerada por muchos como la capital europea de la movilidad urbana, y es de hecho la sede de eventos de referencia en este ámbito, como el Smart City World Congres / Tomorrow.Mobility, y este año el Global Public Transport Summit, el congreso de transporte público más importante del mundo. La ciudad es también la sede del European Institute of Innovation and Technology (EIT) Urban Mobility y ha sido seleccionada para formar parte de la Misión de la Comisión Europea que aspira a alcanzar 100 ciudades inteligentes y climáticamente neutras en 2030, objetivo en el que la movilidad jugará sin duda un papel relevante.

El éxito de estas infraestructuras e iniciativas es generalmente bien conocido en el sector, pero ¿cómo se desarrolla Barcelona a nivel de movilidad urbana en su día a día?

Para entender la movilidad cuotidiana en Barcelona hay que hablar de tres ámbitos principales: el municipal, el metropolitano y el regional, cada uno de ellos con sus particularidades y todos igual de importantes a la hora de planificar una estrategia de movilidad urbana.

Movilidad municipal centrada en el peatón y el transporte público

En el ámbito municipal, Barcelona trabaja activamente para promover una movilidad más sostenible y con más espacio para el peatón, y está siendo pionera en la implementación de iniciativas como las supermanzanas, la Zona de Bajas Emisiones o la extensión de la red de carriles bici. Ya en 2019 el Índice de Movilidad Urbana Sostenible del Mobility Institute RACC situaba a la ciudad como la mejor de España en materia de movilidad, y se siguen desarrollando avances significativos en la materia, a pesar de la polémica que ello puede generar en parte de la ciudadanía.

El recientemente aprobado Plan de Movilidad Urbana (PMU) 2024 identifica que la mayoría de los desplazamientos en la ciudad se realiza en transporte público y a pie, y aún fija como reto una reducción del 25% en la cuota modal del vehículo privado para 2024, ya que este representa el medio de transporte que más externalidades produce por pasajero y quilómetro transportado (mayor ocupación de espacio, mayor consumo de combustible, mayor siniestralidad, contaminación, congestión, ruido, etc.).

La movilidad en Barcelona trasciende la capa estrictamente municipal

Sin embargo, y de acuerdo con las últimas encuestas de movilidad, más de la mitad de los trayectos que se realizan en vehículo privado dentro de Barcelona son trayectos con origen o destino fuera de los propios límites de la ciudad, y el vehículo privado sigue representado el principal modo de acceso a Barcelona para los residentes en el resto del territorio. Existe por lo tanto el reto de equilibrar la realidad y las necesidades de los ciudadanos de Barcelona con las de las personas que diariamente acceden a ella, lo que convierte la movilidad en un aspecto que trasciende la capa estrictamente municipal. Un reto que no es exclusivo de Barcelona, sino que es compartido por la casi totalidad de grandes ciudades.

Así, los ámbitos metropolitano y regional forman parte relevante del escenario de movilidad en la ciudad y deben ser tenidos en cuenta para una buena planificación urbana.

Movilidad metropolitana y el reto de la fragmentación de competencias

En el ámbito metropolitano, si bien contamos con una buena cobertura de transporte público y existe una voluntad de mejora en sus servicios e infraestructura, el reto para promover su uso se encuentra en la coordinación entre las administraciones competentes, pues la fragmentación de competencias en movilidad conduce muchas veces a un desarrollo menos eficiente de las alternativas de transporte público, lo cual acaba viéndose reflejado en ineficiencias en los servicios prestados, o en retrasos en proyectos necesarios y urgentes. En esta línea, cabe destacar los esfuerzos que se hicieron en su día con la creación de la Autoridad de Transporte Metropolitano (ATM), que nos ha permitido contar con una tarifación integrada y más recientemente ha promovido la introducción de la T-Mobilitat. No obstante, se requiere de un mayor nivel de consenso para seguir promocionando una movilidad sostenible en el conjunto de la corona metropolitana.

Movilidad regional con una oferta más fiable e intermodal

En el ámbito regional, donde la cobertura territorial del transporte público se ve por naturaleza más limitada, el reto principal recae en ofrecer servicios convenientes y fiables; es decir, en ofrecer trayectos y frecuencias que resulten atractivas para los usuarios, que sean puntuales y que cuenten con un buen sistema de información. En este caso, destacar la reactivación de las inversiones ferroviarias en el territorio – tan históricamente reclamadas – con el Plan de Cercanías 2020-2030, que de momento parece apuntar a un mejor ritmo de ejecución que planes anteriores. Además, la aplicación de nuevas soluciones de movilidad que fomenten la intermodalidad pueden traer nuevas oportunidades en este ámbito; iniciativas como la implementación de park&rides o servicios de autobuses a la demanda pueden acercar la red de transporte público existente a usuarios regionales que quedaban hasta ahora excluidos del sistema por falta de competitividad ante alternativas de transporte privado.

Consensos y voluntad política para materializar infraestructuras y servicios ya planificados

En definitiva, si bien hay trayectos que por su naturaleza resultan menos competitivos en transporte público versus el vehículo privado, debemos focalizar nuestros esfuerzos en seguir trabajando de una forma eficiente y colaborativa en aquellas actuaciones que están a nuestro alcance para promocionar una movilidad sostenible en la ciudad y en el territorio.

Para ello resulta imprescindible una correcta planificación de las infraestructuras y servicios de movilidad a todos los niveles y de forma conjunta, algo en lo que existe una sólida experiencia (eg. Pla Director d’Infraestructures, Pla de Mobilitat Urbana de Barcelona, Pla Metropolità de Mobilitat Urbana, Pla Infraestructures del Transport de Catalunya, etc), pero que debe ir acompañada también de su ejecución y de su explotación, aspectos que infelizmente no siempre se materializan.

Es fundamental que exista voluntad política para generar consensos que permitan priorizar y materializar las infraestructuras necesarias y aprovechar oportunidades -como la introducción de nuevas tecnologías – para superar los retos que afronta la ciudad y seguir avanzando hasta alcanzar una movilidad intermodal, rápida, fácil, cómoda, segura, sostenible, saludable, equitativa e inteligente, incrementando así el atractivo de Barcelona y la calidad de vida de sus ciudadanos.

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