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La Barcelona al plato

La Barcelona al plato

Félix Mesalles Avellanas

Audit Senior Manager at EY

Teresa Sancho Balaguer

Senior International Tax Advisor at Applus+

4 características de la gastronomía barcelonesa que, pese al fuerte golpe que ha sufrido con la Covid-19, es un elemento de atracción e impulso fundamental para la ciudad.

 

La gastronomía forma parte del ADN de los ciudadanos de Barcelona. Celebraciones familiares, reuniones sociales, negocios… todo se conjura en torno a una mesa. Ello, sumado al valor que le dan a la gastronomía aquellos que visitan la ciudad, lo convierten en uno de los sectores con mayor incidencia en su economía.

El duro golpe que ha supuesto el Covid-19 para el sector, lo ha abocado inevitablemente a una restructuración apresurada para adaptarse a la nueva realidad y, en esta época de transformación, parece que la diversificación de la oferta, la profesionalización del sector y los nuevos canales comerciales jugarán un peso muy importante para definir su futuro.

 

I. Gastronomía como polo de atracción para el mundo

Desde grandes restaurantes con “estrella” hasta pequeños negocios de barrio, cocina tradicional catalana o propuestas internacionales y de vanguardia; todos tienen cabida en Barcelona para deleite de locales y atracción para turistas.

Según un estudio realizado por el Ayuntamiento de Barcelona en colaboración con Mercabarna, el sector venía contribuyendo a la ciudad en los años anteriores a la pandemia en torno a 5.000 millones de euros directos, con proporción pareja entre el gasto del cliente local y el de los cerca de 12 millones de turistas que nos visitaban anualmente hasta 2019.

Además de su peso en el terreno económico, la distinción de un gran número de chefs de la ciudad y su entorno como referentes a nivel mundial, ha llevado a que la gastronomía cobre mayor relevancia como elemento de atracción e impulso fundamental para la ciudad.

Es innegable, por tanto, que este sector tiene una importancia fundamental que trasciende al turismo, contribuyendo tanto a la calidad de vida de sus habitantes como al impulso de la marca Barcelona.

 

II. Innovación gastronómica

El ambiente cosmopolita, vanguardista, creativo e innovador que ofrece Barcelona impregna a todo su tejido social, favoreciendo iniciativas empresariales y permitiendo las sinergias entre sectores.

Este entorno es el que sirve como caldo de cultivo para iniciativas como el Culinary Institute of Barcelona (CIB), que atrae cada año a decenas de estudiantes de hostelería de todo el mundo, con inquietudes y proyectos novedosos a emprender, seducidos por una ciudad cosmopolita, considerada epicentro cultural y gastronómico, con grandes referentes a nivel mundial y líderes en vanguardia e innovación.

El centro es un exponente de originalidad en la educación. Su metodología, que bien podría asemejarse a la de las mejores escuelas de negocios y centros de desarrollo tecnológico, pivota sobre el Design Thinking con el objetivo de maximizar el impulso creativo de sus estudiantes y canalizarlo para desarrollar productos innovadores.

Iniciativas como esta situan a Barcelona en el en el mapa mundial, dotándola de una personalidad única. Una marca que, según palabras del Ferran Fisas, presidente del CIB, permitirá exportar el centro a otras ciudades del mundo focalizando aún más nuestra ciudad en el panorama mundial.

 

III. El reto de la Covid-19

La reducción de la actividad por las medidas de prevención y la ausencia del turismo, sumados a la falta de ayudas y la incertidumbre que ello genera, ha dinamitado al sector, provocando el cierre de un gran número de establecimientos y obligando a la transformación del resto con nuevos modelos de negocio como el delivery en todo tipo de restaurantes, algo que hasta la fecha era terreno exclusivo de la comida rápida.

Es innegable que esta crisis ha actuado como un duro revulsivo para el sector que, como destaca Carlos Sitjar, PR y Gastronomy Manger en Grupo DAMM, ha acelerado cambios estructurales forzando al sector a reinventarse.

Las circunstancias obligan al sector a reconquistar al cliente local, al que en muchos casos tenía olvidado y que ahora es su principal fuente de ingresos, así como a impulsar nuevos canales de comercialización y a apostar por la digitalización y profesionalización.

 

IV. Futuro del sector

Aquellos que superen este importante reto y sepan aprovechar las oportunidades que toda crisis brinda podrían salir de ésta con una fortaleza renovada.

Jordi Valls, director general de Mercabarna, pone el acento sobre la adaptación del sector para abordar desafíos actuales y ofrecer una alimentación asequible y de calidad, dando respuesta a cuestiones como la sostenibilidad, la salud, la transparencia en la información alimentaria y al crecimiento de la relevancia de las quintas gamas en el mercado.

Pese a la incertidumbre, los principales players creen que el sector cohabitará en un mosaico de modelos de negocio, desde la alta cocina más experiencial hasta las soluciones de convenience, y todo regido por equipos más profesionalizados y apoyados en la tecnología para mantenerse competitivos en este nuevo contexto.

No cabe duda de que el sector de la hostelería tiene un gran reto por delante, un reto para el que deben recoger el guante todos sus integrantes y trabajar de la mano de instituciones y ciudadanía, reconociendo su importancia estratégica y dándole el valor y el apoyo que se merece.

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