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La Barcelona verde

La Barcelona verde

La visita a un parque o jardín público, debe ser una experiencia en armonía con la naturaleza, convirtiendo la ciudad en algo más apetecible, accesible y sostenible. Junto con el variado arbolado, los parques y jardines son sus grandes pulmones verdes.

 

La trama urbana de Barcelona cuenta con una extensa red de parques y jardines que ha crecido de forma progresiva a partir de las grandes renovaciones urbanísticas de finales del siglo XIX y principios del XX. Los espacios verdes son esenciales para la ciudad, significan riqueza vegetal, calidad de vida y bienestar emocional. En este sentido, los modelos de ciudad son cada vez más naturalizados, con el objetivo de mantener un ecosistema equilibrado y saludable, que permita afrontar un futuro sostenible con garantías. La mejor noticia es que en Barcelona contamos con las herramientas necesarias para que esto sea así.

La gran cantidad de parques y jardines que se han diseñado, construido y transformado a través de procesos naturales han aportado valores ecológicos y socioculturales al ámbito urbano y, al mismo tiempo, han contribuido a fomentar la biodiversidad animal. Además, más allá de preservar la salud o el bienestar emocional de las personas, ofrecen un aliciente visual a nivel paisajístico y promueven la conectividad social. En realidad, muchas veces son el único referente tangible que tienen algunos ciudadanos para mantener el contacto con la naturaleza. Otros factores clave a los que se enfrenta la ciudad al gestionar estos oasis verdes son la contribución al ahorro energético, el fomento de una movilidad más sostenible y una gestión más eficiente de los residuos.

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Parques y jardines albergan, también, otras funciones importantes como lugares de encuentro, ocio y relajación. En ellos podemos salir a pasear, con o sin mascota, disfrutar tranquilamente de buen libro o practicar algún deporte que nos permita hacer un breve paréntesis de lo cotidiano y, a la vez, ponernos en forma. No en vano, este 2021, Barcelona figura en la cuarta posición del ranking de Ciudades Deportivas elaborado por la prestigiosa agencia de comunicación Burson, Cohn & Wolfe (BWC), solo por detrás de Nueva York, Londres y Los Ángeles. El estudio valora, entre otros, los grandes acontecimientos deportivos de la ciudad, la variedad y calidad de sus instalaciones deportivas y la forma de vida saludable de su población activa.

Aunque son muchos los parques y jardines que tendrían cabida en una lista de recomendaciones, citaremos los siete que por su especificidad se convierten en lugares imprescindibles y de obligada visita y que responden al firme compromiso de Barcelona como una ciudad de futuro sostenible y orientada al verde.

El Parque de la Ciutadella

Fue el primer parque de Barcelona diseñado y construido con la finalidad ser un parque público de referencia a finales del siglo XIX. Tanto por su ubicación, en el centro de la ciudad, como por su gran extensión, es un espacio en el que se pueden desarrollar todo tipo de actividades lúdicas o culturales. Es un parque polivalente y muy dinámico en el que es fácil perderse entre la gente que pasea, hace deporte, toca algún instrumento o, simplemente, disfruta de una salida familiar o en compañía de amigos. Además, es un emplazamiento ideal en el que organizar eventos como conciertos, obras de teatro, ferias y todo tipo de encuentros sociales que movilizan a gente de todos los barrios de la ciudad.

Lleno de árboles centenarios, contiene más de cien especies vegetales y una gran diversidad de elementos como numerosos conjuntos escultóricos de gran interés, un lago para pasear en barquitas de remos en el que destaca una espectacular cascada monumental, una glorieta pensada para albergar actuaciones musicales o edificios del siglo XIX hoy convertidos en museos. Entre sus esculturas más conocidas encontramos La dama del paraigua, de Joan Roig Soler, que corona una fuente ornamental diseñada por Josep Fontserè, y la reproducción de un mamut de piedra a tamaño natural instalado por la Junta de Ciències Naturals en el año 1907.

Por otro lado, el Parc de la Ciutadella y sus alrededores serán objeto en breve de una esperada transformación, que empezará este verano y que convertirá la zona en un moderno complejo de innovación e investigación científica, La Ciutadella del Coneixement. Se trata de una iniciativa impulsada por la Universitat Pompeu Fabra (UPF), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Barcelona Institute of Science and Technology (BIST).

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El Park Güell

Más que un parque, se trata de uno de los símbolos más representativos de la ciudad y un recinto monumental único en el mundo. El Park Güell es una de las obras más emblemáticas de Antoni Gaudí, máximo representante de la arquitectura modernista catalana. En 1969, debido a su singularidad y enorme valor cultural, fue declarado monumento histórico-artístico de interés nacional y, posteriormente, en 1984, pasó a formar parte del exclusivo grupo de lugares declarados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Actualmente, el parque está gestionado por Barcelona de Serveis Municipals (B:SM), y entre sus prioridades destacan la voluntad de racionalizar la afluencia de visitantes y proporcionar un servicio de calidad, facilitar el libre acceso al recinto por parte de los vecinos y la comunidad escolar y garantizar la máxima eficiencia y eficacia del entorno en términos de sostenibilidad.

Aunque es reconocido a nivel internacional como espacio monumental, como parque público ofrece un sinfín de posibilidades, tanto para el vecindario como para los visitantes ocasionales. En su punto central, encontramos un espacio abierto, conocido como Plaça de la Natura, que está parcialmente sostenida en el aire por la Sala de les Cent Columnes, un soporte formado por ochenta y seis columnas que emulan las estalagmitas de una cueva. Hasta la plaza también llega la famosa escalinata de la entrada principal, que alberga la escultura de una salamandra, convertida en el emblema del jardín. Rodeado de un sotobosque denso y extenso mantiene su encanto como jardín mediterráneo, lleno de árboles autóctonos y plantas aromáticas que ofrecen paz y tranquilidad en la parte alta de la ciudad.

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El Parque de Collserola

En una ciudad como Barcelona, que goza de un espectacular frente marítimo, disponer de un espacio verde de grandes dimensiones es un lujo. La sierra del Parc de Collserola, declarada parque natural en el año 2010, cuenta con más de 8.000 hectáreas y una gran diversidad de ambientes naturales y paisajísticos en las que predomina el bosque mediterráneo. Su preservación y mantenimiento suponen, al mismo tiempo, un reto y un privilegio respecto la calidad de vida de los barceloneses, que acuden a él para desconectar de la ciudad y, sobre todo, para practicar deporte al aire libre, entre los que destaca el senderismo, el running y el ciclismo. La cima más alta, con 512 metros sobre el nivel del mar, corresponde al Tibidabo, un lugar muy concurrido por la gente debido a las magníficas vistas panorámicas de la ciudad y su popular parque de atracciones.

Su disposición, que abasta todo el límite norte de la ciudad, sitúa a Barcelona en medio de dos grandes fronteras naturales: el mar en el sur y la sierra en el norte. No obstante, el parque mantiene el contacto con la trama urbana a través de una serie de corredores verdes que lo unen a la ciudad y, por tanto, también al mar. Al haber cierta distancia con el foco principal de actividad, el parque evidencia una gran diversidad de fauna, la mayoría mediterránea, que se concentra en zonas forestales pero que no rehúye a ocupar otros espacios como cultivos, prados y maquias.

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Montjuïc

La montaña de Montjuïc, en toda su extensión, es el gran parque urbano de Barcelona. Es un espacio redescubierto a la ciudadanía a partir de la celebración de la Exposición Internacional de 1929. En realidad, se trata de un gran parque de parques, donde conviven espacios forestales y jardines temáticos con zonas culturales, deportivas y de recreo. Junto al Parc de Collserola, Montjuïc es unos de los grandes pulmones de Barcelona. Del entramado de jardines destacan el Jardín Botánico, los Jardines de Joan Brossa, los Jardines de Mossèn Cinto Verdaguer y los Jardines de Joan Maragall.

Respecto a la oferta cultural, el Pabellón Alemán diseñado por Ludwig Mies Van de Rohe sigue siendo uno de los lugares predilectos para muchos aficionados al arte y la cultura. Por otro lado, el Museu Nacional d’Art de Catalunya, La Fundación Joan Miró y el Teatre Grec compiten con la figura del Castell de Montjuïc y el polifacético y camaleónico Poble Espanyol. Por otro lado, el Palau Sant Jordi y el Estadi Olímpic Lluís Companys son los encargados de albergar conciertos multitudinarios y grandes citas deportivas de ámbito internacional. Todo este complejo laberíntico puede ser avistado desde el aire si se sube al icónico teleférico rojo que une la parte más alta del parque de Montjuïc con la zona de ocio y restaurantes al nivel del mar.

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El Jardín Botánico

Inaugurado el 1999, el Jardí Botànic es el resultado de una larga tradición de jardines especializados y diseñados para estudiar y preservar la biodiversidad de la flora mediterránea. Podemos encontrar decenas de especies autóctonas y algunas propias de otras latitudes, que con el tiempo se han adaptado al clima temperado de la ciudad. En realidad, el valor ecológico del jardín reside en la capacidad de agrupar y ordenar en un solo espacio la mayoría de plantas y árboles que integran el ecosistema verde de toda Barcelona.

El Jardí Botànic está estructurado en distintos niveles que, gracias a sus pendientes pronunciadas, crean un dibujo arquitectónico muy atractivo y potente a nivel visual. La representación botánica del clima mediterráneo está dividida en ocho fitoepisodios que permiten descubrir la riqueza de Australia, Chile, Sudáfrica, el norte de África, California, el Mediterráneo Oriental, la Península, las Islas Baleares y las Islas Canarias.

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El Parque del Laberint d’Horta

Quizá el parque-jardín más lúdico y fotogénico de todos. Dentro del Parc del Laberint d’Horta se halla el jardín conservado más antiguo de Barcelona, que destaca por una poda meticulosa y un ambiente realmente apacible. Como su nombre indica, se trata de un laberinto vegetal hecho de anchos muros de cipreses, que desafía al visitante y lo atrapa en su interior mientras el tiempo transcurre sin prisa alguna. Justo en el centro del laberinto, se encuentra la majestuosa escultura de Eros, que en la mitología griega representaba al dios del amor y la fertilidad.

Desde las tres terrazas del pabellón neoclásico, situado en la parte superior del parque, se divisan las simetrías y los ángulos rectos que forman las paredes del laberinto. Este emplazamiento, obra de Domenico Bagutti, sirve para guiar a familiares y amigos hacia la salida y reseguir el canal romántico, originalmente navegable. A nivel paisajístico, la presencia de una naturaleza ordenada y dominada por el hombre enfrentada a otra más salvaje, libre y espontánea, muestra la dualidad existente entre el origen neoclásico del jardín, que data de 1794, y el romanticismo más embriagador con el que se finalizó la construcción en el año 1853.

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Jardines de Mossèn Costa i Llobera

Situados sobre la franja litoral que bordea la ciudad y el puerto, ofrecen unas vistas panorámicas espectaculares, que los convierten en un mirador privilegiado para visitar en familia o para cualquier curioso con ganas de redescubrir la montaña de Montjuïc. Se trata más bien de un museo al aire libre, a escasos minutos del centro de la ciudad, que alberga una de las colecciones de cactus y plantas suculentas más importantes de Europa.

Como nota anecdótica, en el año 1987, un periodista del New York Times situó los Jardines de Mossèn Costa i Llobera en el top ten de los mejores jardines del mundo. Las más de 3 hectáreas que abarcan los diferentes jardines, convierten su visita en un alucinante viaje entre algunas de las especies más exóticas del planeta procedentes de zonas desérticas, semidesérticas, tropicales y de alta montaña.

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