Librerías: las farmacias del espíritu; por Estefania Santacreu-Vasut
Estefania Santacreu-Vasut
Profesora de Economía en ESSEC Business School de París y autora de The nature of goods and the goods of nature: why anti-globalisation is not the answer Imprint Academic UK (2018).
¿Qué destacarías de la gestión que ha hecho de la crisis tu ciudad de residencia?
En el salón del libro de París de 2018, la actriz francesa Fanny Ardant dijo que leer un libro era como conversar con un desconocido en un bar. Gracias a ellos, relataba la actriz, nunca se ha sentido sola. La crisis sanitaria que hemos vivido ha supuesto el cierre temporal de los bares, lugares de intercambio social. Nuestras actividades han sido categorizadas entre esenciales y no esenciales. Y no sólo han cerrado los bares en París y en Barcelona, sino también las librerías. Las librerías han sido categorizadas como servicio no esencial. Los libreros parisinos se han transformado: redes de libreros independientes han servido online o por teléfono para no perder clientes en un momento en el que la lectura era una válvula de escape. Iniciativas privadas han revelado que el libro es un bien de primera necesidad.
¿Cómo se ha visto la gestión de Barcelona desde tu ciudad?
Desde París, los medios se hacen eco de un Sant Jordi anulado, y metafóricamente la Covid-19 ha puesto al dragón en el suelo. Aunque gracias a iniciativas de las librerías, en la mayoría de los casos, los pedidos se han podido hacer durante los meses de confinamiento, los lectores han tenido que esperar a la reapertura para disfrutar de los libros. El tiempo no se recupera. Y ahora que los bares y el espacio público han reabierto, el sector necesita ayudas para superar el impacto de la crisis. Pero las políticas de oferta deben acompañarse de políticas de demanda: fomentar la lectura más allá de San Jordi es clave. Una opción para hacerlo sería aumentar el espacio mediático para los autores y editores. En Francia, durante el confinamiento, se ha creado la emisión de »la P’tite Librarie», ofreciendo un formato diario original de un minuto y medio que invita a descubrir o redescubrir diariamente una obra francesa o extranjera.
Propuesta para Barcelona
Varias voces han abogado porque las librerías tengan el estatus de las farmacias. Encerrados en casa, deberíamos haber imaginado alternativas para que niños y adultos viajaran durante el confinamiento gracias a la lectura. Ahora, lo que debe plantearse es cómo afrontar el futuro del libro y de las librerías independientes. Para reinventarse, una opción es inspirarse en iniciativas vanguardistas que redefinen la experiencia de la librería, como la creación de meta-librerías, de plataformas físicas y de librerías-museo. La digitalización también es esencial para ofrecer alternativas a los gigantes como Amazon. ¿Que podemos hacer? Hacer de las librerías un bien de primera necesidad, accesible también (¡y sobre todo!) en tiempo de crisis, a la vez un espacio de lectura, de intercambio, y de creación. ¡En una crisis donde las «fake news» han sido omnipresentes, la salud de cada uno, y de nuestras democracias, depende de ello!