MSA+A: más de 30 años de proyectos arquitectónicos para Barcelona
Josep Lluís Sisternas, Arquitecto codirector de MSA+A
Josep Lluís Sisternas, Arquitecto codirector de MSA+A
¿A qué se dedica MSA+A?
MSA+A es un equipo formado por profesionales especializados en distintas áreas implicadas en el proyecto. Redactamos proyectos de edificación, incluyendo el diseño y cálculo de estructuras e instalaciones, asumimos la dirección de obra, así como el asesoramiento y coordinación en materia de sostenibilidad y certificaciones energéticas, y el estudio y desarrollo de figuras de planeamiento derivado y de gestión urbanística.
MSA+A ha proyectado y construido edificios de uso público y administrativo, edificios residenciales que suman más de cinco mil viviendas y ha redactado numerosos planes de ordenación urbanística y proyectos de espacio público.
Algunos proyectos y obras de MSA+A se han publicado en libros y revistas especializadas, han formado parte de exposiciones, y han obtenido premios y menciones en concursos nacionales e internacionales de arquitectura.
Torre Nova Diagonal, Barcelona
¿Quién y cuando se fundó?
Adolf Martínez y yo mismo fundamos la empresa, es decir, empezamos a trabajar juntos como arquitectos en 1983, a raíz de un primer encargo de la Diputación de Barcelona, y del éxito en algunos concursos de ideas de arquitectura.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
El proceso de diseño, el diálogo con el cliente y los técnicos especialistas implicados, la evolución de cada proyecto hasta consolidar las ideas, en definitiva, el trabajo que todavía puede desarrollarse combinando la conversación, el ensayo con el lápiz blando, los primeros pasos con los programas de dibujo y modelización.
¿Y lo que menos?
La velocidad, a veces irracional, que se impone al desarrollo del proyecto, el exceso de normativa a atender, que frecuentemente sustituye al sentido común, la banalidad, la uniformidad, la aversión a la novedad y al riesgo con que se plantean algunos encargos. Y el deterioro de los honorarios profesionales, sobrevenido desde la crisis de 2008. Infravalorar las ideas y el talento no es una buena política para un país avanzado.
¿En qué crees que destaca tu empresa?
Aportamos valor. Valor urbano, en el sentido del correcto ajuste de la pieza en su entorno, valor funcional en la resolución del programa, valor material, en el terreno de las soluciones constructivas y el comportamiento energético, valor formal, en la imagen de cada edificio. En definitiva, valor económico que revierte en el promotor, y valor urbano, que revierte sobre todos.
Illa del Mar, Barcelona
¿Cuál es su principal reto?
Coordinar y compatibilizar desde el proyecto un conjunto complejo de objetivos y exigencias. Proporcionar una respuesta adecuada, a pesar de las limitaciones de presupuesto, normativas, de calendario…
¿Dónde se sitúa tu empresa? ¿Sabes por qué se escogió esta ubicación?
Estamos, desde hace casi treinta años, en la calle Trafalgar, muy cerca de la plaza Urquinaona. Surgió la oportunidad de instalarnos en un principal grande, que se ajusta bien a nuestras necesidades, en una ubicación céntrica.
¿Qué es lo que más te gusta del barrio en el que trabajas?
Estamos bien comunicados y relativamente cerca de todo, y al tiempo, un poco en la periferia del segmento de ciudad más estresado. Funciona bien, aunque la ubicación no es el tema prioritario para un estudio de arquitectura.
¿Cómo es de importante Barcelona para vuestra empresa?
Es fundamental. La mayor parte de nuestro trabajo se desarrolla en Barcelona y el área metropolitana. De Barcelona y de su arquitectura hemos aprendido mucho, y tratamos de contribuir a mantener el listón al nivel que la ciudad merece.
Edifici d’habitatges socials per a joves, Barcelona
¿Con qué ciudad compararías Barcelona?
Es tan incierto comparar ciudades como comparar personas. Son solo trazos, segmentos, singularidades, coincidencias, lo que permite hacer comparaciones; globalmente, cada ciudad es un universo único.
¿A qué modelo de ciudad crees que debería parecerse Barcelona?
Barcelona debería conservar la capacidad de ser un referente en materia de calidad arquitectónica y calidad del espacio público -poca broma en este tema, que se está trivializando-, es decir, debería conservar la capacidad de exportar políticas de crecimiento y transformación urbana; el modelo no es una ciudad paralela, sino aquello que produce una ciudad mejor.
¿Qué buenas prácticas de otras ciudades te gustaría que Barcelona adoptara?
Barcelona necesita un gobierno metropolitano potente, una política ambiciosa de transporte público metropolitano, el fomento de la inversión, vinculada a la acción sobre el espacio público, que pasa por la identificación de oportunidades, y por la colaboración público-privada, especialmente en materia de vivienda, una decidida e intencionada simplificación normativa, mayor agilidad burocrática, y, otra vez, un proyecto de ciudad compartido e ilusionante, a años vista.
¿Qué le pides a la Barcelona del futuro?
La capitalidad económica, científica y cultural, la integración metropolitana, la ambición de integrar en un territorio extenso tanto segmentos y episodios urbanos, como la capacidad de integrar una población muy diversa en una identidad común.
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