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Lluch Essence: el mercado de los aromas y fragancias de Barcelona

Lluch Essence: el mercado de los aromas y fragancias de Barcelona

Eva Lluch Saunier, copropietaria y consejera en Lluch Essence 

¿A qué se dedica la empresa? 

Lluch Essence es una empresa familiar con más de 80 años de historia, que distribuye materias primas para las industrias de aromas y fragancias. Somos una empresa de distribución de productos químicos aromáticos y aceites esenciales que también ofrece un servicio adicional de manipulación para ciertos clientes, aunque nuestro “coeur business” es la materia prima.

A modo de analogía, somos como un gran supermercado donde tanto un aromista como un perfumista encuentra todo aquello que necesita para poder crear, desde aceite esencial de Neroli o jazmín, hasta pimienta negra o canela de Ceylán.

¿En qué año se fundó y cuándo empezaste a trabajar en esta empresa? 

Mi abuelo José María Lluch fundó la empresa en 1939 mientras trabajaba cómo perfumista en una empresa catalana muy conocida (Perfumería Parera) y en los años 60 se incorporó mi padre. Él fue quien tuvo la iniciativa y la inquietud de viajar y buscar esencias exóticas por todo el mundo y quien sentó los cimientos que nos han llevado al presente.

Mi hermana Sofía y yo nos incorporamos a la empresa en 1992 y tomamos el relevo generacional en 2009.

¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo? 

Las sinergias y la cercanía que compartimos con nuestros clientes y proveedores que son muy enriquecedoras y siempre nos permiten aprender algo nuevo. El viajar por todo el mundo, conocer culturas empresariales muy diferentes y establecer muy buenas relaciones comerciales que son la base de cualquier negocio. Y, por último, haber descubierto que el sector de aromas y fragancias está compuesto en su mayoría por empresas familiares como la nuestra.

¿Y lo que menos? 

Nuestro sector es a la par fascinante y complejo. Nuestras materias primas provienen de casi todo el mundo y su disponibilidad depende de muchos factores: el precio del petróleo y sus derivados, la cotización de las divisas, los cambios políticos, factores climáticos o incluso de cómo funciona el mercado agrícola. Estas variables hacen que en ocasiones los precios de la materia prima puedan variar muchísimo en poco tiempo y se conviertan en materia de especulación por parte de algunos brókeres. 

Como buena empresa de servicios, lo que menos me gusta es no poder cumplir con nuestros compromisos ante los clientes.

También la creciente presión en cuanto a regulación: nuestros productos cada vez tienen que pasar más controles y certificaciones antes de salir al mercado. Es a la vez una barrera de entrada importante para la penetración de nuevos competidores en el sector y un reto de actualización constante para los que llevamos tantos años.

¿En que crees que destaca tu empresa? 

Sin duda nos diferencia lo que nos gusta llamar “nuestra esencia”: que el cliente perciba mucha profesionalidad, pero sin perder la sensibilidad y el trato familiar. Esto nos ha permitido crear relaciones honestas y duraderas con nuestros proveedores y clientes, basadas en la confianza y la transparencia. Todo ello, unido al conocimiento de mercado adquirido durante estos años, hace que nos hayamos convertido en un proveedor de referencia en el sector a nivel mundial.

¿Cuál es su principal reto?  

La sostenibilidad. Y me refiero tanto a la perdurabilidad del negocio familiar como a los retos a los que nos enfrentamos como empresa química. Nuestro principal reto es adecuar el portfolio de productos a las nuevas tendencias del mercado. Hay una demanda clara del consumidor hacia los productos de origen natural, los orgánicos y hacia todos aquellos que provienen de materias primas renovables y saber adelantarse a estas tendencias es clave para nuestro futuro.

¿Dónde se sitúa tu empresa? ¿Sabes por qué se escogió esta ubicación?

La empresa nació originariamente en Barcelona, pero por motivos de espacio se trasladó al Prat de Llobregat en los años 70. Estamos en un lugar estratégico, a 10 minutos del centro de Barcelona; exactamente entre el aeropuerto, la Zona Franca y el puerto de Barcelona. Para una empresa de distribución como la nuestra el transporte es clave y la accesibilidad logística por tierra, mar o aire nos ofrecen una gran ventaja competitiva. 

¿Qué es lo que más te gusta de la zona en la que trabajas?  

El polígono donde está Lluch Essence no existía cuando llegamos hace 50 años. Parecía lejos de todo. Hoy, las conexiones con la ciudad de Barcelona han mejorado considerablemente junto con el tejido empresarial del Baix Llobregat y te sientes casi totalmente integrado en la ciudad.

¿Cómo es de importante Barcelona para vuestra empresa? 

Barcelona cuenta con una gran reputación internacional por su potencial como centro de negocios y como punto de enlace comercial en el Mediterráneo. 

Y su cultura y clara vocación industrial han propiciado que algunas de las empresas punteras de nuestro sector se hayan establecido recientemente en Barcelona.

¿Con qué ciudad compararías Barcelona? 

Para mí Barcelona no tiene rival. Cuanto más viajo, más enamorada vuelvo de mi ciudad. Si tuviera que mencionar una, quizás Londres por su tradición empresarial y comercial, su cultura cosmopolita, su creatividad y su capacidad de atraer talento.

¿A qué modelo de ciudad crees que debería parecerse Barcelona?  

A Estocolmo. Por su modelo sostenible y eco-friendly, es una de las capitales europeas de más rápido crecimiento. Además acaba de ser elegida la «ciudad más inteligente del mundo», por sus innovaciones medioambientales y digitales, dirigidas a mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

¿Qué buenas prácticas de otras ciudades te gustaría que Barcelona adoptara? 

Barcelona debería mejorar la fiscalidad, haciéndola comparable a la de los países vecinos en la Unión Europea. Y sobre todo simplificar la burocracia y conseguir unos marcos legales más seguros, ya que son elementos clave para la competitividad a la hora de atraer talento o desarrollar la actividad económica.

¿Qué le pides a la Barcelona del futuro? 

Una ciudad más competitiva, digital e interconectada con una propuesta industrial que sea accesible y abierta. Debemos apostar por sistemas colaborativos, ágiles, y flexibles que potencien la educación de calidad para proveer de talento, tanto local como internacional. Y conseguir mantenerlo con una oferta de vivienda asequible, colegios internacionales, actividades culturales, seguridad y una movilidad excelente.

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