Archikubik, ecosistema de arquitectura y urbanismo
Foto: Ricard Fabrique / Archikubik
Marc Chalamanch, Miquel Lacasta y Carmen Santana, co-fundadores y socios del despacho de arquitectura y urbanismo Archikubik.
¿Qué es Archikubik?
Archikubik es una agencia de arquitectura y urbanismo basada en Barcelona y formada por un equipo internacional y francófono especializada en proyectos que generan un gran impacto ecológico y social. Trabaja en un ambiente de I+D+I desde el espacio transdisciplinar @kubik, un espacio que crearon y que administran desde hace 30 años.
Archikubik entiende cada proyecto como una oportunidad para poner en marcha estrategias y principios operativos que permitan responder, junto con nuestros clientes, a las necesidades actuales de una sociedad en permanente transformación.
¿Cuándo se fundó?
Fundamos Archikubik en el año 1994 como despacho de arquitectura y urbanismo, pero en el año 2000 ya nos constituimos como empresa. Los 3 socios somos los cofundadores juntamente con Marta Borbonet que formó parte del despacho hasta el año 2000. En el año 2005 empezamos nuestra expansión internacional con los primeros proyectos en Francia.
¿Qué es lo que más os gusta de vuestro trabajo?
Es difícil jerarquizar ya que la arquitectura y el urbanismo afectan a la vida todos los ciudadanos y de los ecosistemas, es un trabajo holístico. Pero vivimos en un momento apasionante donde están apareciendo nuevas herramientas que nos enlazan con la ecología, la sociología, las ciencias médicas y la neurociencia, que están muy vinculadas con la responsabilidad social de nuestra profesión, en proyectar ciudades sanas y hasta regenerativas, o en repensar la calidad de nuestras viviendas y su relación con el espacio público, o la incorporación del paisaje como una infraestructura.
¿Y lo que menos?
La resistencia al cambio, que cada vez es menor, pero que aún persiste. Encontramos resistencia a aceptar la obsolescencia de muchas de las metodologías del s.XX y a sumar energías para dar respuesta a los grandes retos de s.XXI, empezando por plantearse las preguntar pertinentes y aprender a trabajar de forma ecosistemática.
¿En qué crees que destaca vuestra entidad?
Creemos que destacamos por nuestra capacidad para cocrear en proyectos complejos, y para materializar hasta el detalle cada uno de los retos arquitectónicos y urbanos que surgen de nuestras investigaciones teóricas y que forman parte de nuestro ADN. Un buen ejemplo es la Agrociudad Gagarine Truillot, Premio de Urbanismo Español 2021 otorgado por el Consejo Superior de Colegios de Arquitectura de España, que estamos desarrollando en Francia, y se ha convertido en un proyecto demostrador de una manera innovadora de hacer ciudad.
¿Cuál es vuestro principal reto?
Aprender a desaprender en todas las escalas, y desde la corresponsabilidad y la empatía para acelerar, desde una visión sistémica, la necesaria transición ecológica, social, energética y económica. Y esto lo podemos hacer entendiendo la naturaleza como una infraestructura, construyendo la ciudad sobre la ciudad e incorporando el vector tiempo en cada proyecto.
¿Dónde se sitúa la empresa? ¿Por qué se escogió esta ubicación?
Nuestra historia empieza y sigue en la calle Luís Antúnez en el barrio de Gràcia de Barcelona. En 1994 antes de empezar nuestro despacho nos preguntamos, ¿cómo deberíamos trabajar, con quién y dónde? Era un momento histórico en el que la digitalización empezaba a cambiar muchas cosas, entre ellas la propia manera de trabajar y de relacionarnos. La respuesta fue crear un espacio transdisciplinar @KUBIK. Allí seguimos y gracias a @KUBIK hemos aprendido a trabajar desde un entorno abierto que valora a la inteligencia colectiva.
¿Qué es lo que más os gusta del barrio donde trabajáis?
Gràcia es cercana, densa, doméstica, peatonalizado en casi su totalidad. ¡Más que un barrio de 15 minutos es uno de 5 minutos! Nos permite atraer talento y trabajar en un entorno internacional.
¿Cómo de importante es Barcelona para vuestra empresa?
Lo es a todos los niveles. Para empezar la ciudad de Barcelona tiene la combinación perfecta de 3 aspectos que el dinero no puede comprar, la historia, la geografía y el clima. Ninguna ciudad en el mundo tiene ese equilibrio virtuoso. Barcelona es y ha sido un caso de éxitos concatenados de urbanismo y de arquitectura, y lo seguirá siendo. Para Archikubik eso nos ayuda a validar internacionalmente nuestro trabajo.
¿Con qué ciudad compararíais Barcelona?
Las ciudades no son comparables porque son identidades emocionales y físicas únicas. Lo que sí se puede pensar es correlacionarlas con aspectos parciales de otras ciudades. En nuestra opinión tiene aspectos de París por su uniformidad de tejido edificado Haussmanniano; de Ámsterdam y Copenhague por su ambición de convertir el transporte en deporte gracias a las bicicletas y las zonas peatonales (hay que decir que a Barcelona le queda mucho trabajo por hacer); o de cualquier ciudad importante situada en la costa del mediterráneo por su concepción de la vida. En fin, hay muchas ciudades espejo con las que reflejarse, pero solo parcialmente. Finalmente, cada ciudad tiene que reconocer y defender su propia identidad y su memoria.
¿A qué modelo de ciudad creéis que debería parecerse Barcelona?
Con lo dicho anteriormente, creo que el único modelo de ciudad con la que Barcelona debería parecerse es a la misma Barcelona. Y aprender a incorporar a ese modelo las experiencias exitosas de las otras ciudades. Hay muchas problemáticas comunes, pero no siempre las mismas soluciones, encontrar las mejores para Barcelona es uno de sus grandes retos.
¿Qué buenas prácticas de otras ciudades te gustaría que Barcelona adoptara?
Entre líneas hemos dejado ver algunas. Las buenas prácticas de reconversión en ciudad sana de Copenhague y Toronto pueden ser ejemplos a estudiar. Otras políticas de renaturalización de ciudad que está implementando Paris también podrían ser un buen ejemplo.
¿Qué le pides a la Barcelona del futuro?
Mucha más pasión, mucho más orgullo en positivo, mucha más ambición compartida y empática, mucha más alegría. Hay que despertar Barcelona, porque no solo nos lo merecemos, sino que estamos obligados éticamente a liderar la mejor ciudad del mundo. Una Barcelona más humanista, solidaria e inclusiva, una ciudad para sus ciudadanos y con capacidad regenerativa donde la infraestructura que materialice la ciudad sea el paisaje, el verde, la vida.
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