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CIDOB, entendiendo las relaciones internacionales desde una perspectiva plural

CIDOB, entendiendo las relaciones internacionales desde una perspectiva plural

Pol Morillas, director de CIDOB (Barcelona Centre for International Affairs).

¿Qué es CIDOB?

CIDOB es un centro de investigación en relaciones internacionales con sede en Barcelona que, basándose en los criterios de excelencia y relevancia, tiene como objetivo el análisis de las cuestiones globales que afectan las dinámicas políticas, sociales y la gobernanza, desde lo internacional a lo local.

Su objetivo es tratar de analizar la creciente incidencia que tienen los asuntos internacionales en la vida de los ciudadanos y el impacto en todos sus ámbitos de acción. Esto hace a centros como el nuestro más relevantes que nunca, debido al creciente impacto de la geopolítica en nuestras vidas y la necesidad de que el sector público, la empresa privada o la sociedad en su conjunto entiendan estos fenómenos y se doten de mejores herramientas de análisis.

¿Cuándo se fundó y cuándo empezaste a trabajar en esta entidad?

CIDOB se fundó en 1973 por Josep Ribera. De hecho, este año es nuestro 50 aniversario. Yo empecé a trabajar en CIDOB en 2015 como investigador para temas europeos y en septiembre del 2018 asumí el cargo de director.

¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?

CIDOB es un think tank con mucho recorrido a nivel nacional e internacional, y esto nos permite estar en contacto con stakeholders muy distintos: desde el sector público y responsables políticos hasta el sector privado, pasando por los mejores analistas en relaciones internacionales. Dirigir CIDOB me da la posibilidad de hablar de tú a tú con personas por las que tengo una gran admiración, al mismo tiempo que incido en el propósito de la institución de revalorizar la importancia de la geopolítica y cómo esta afecta en la vida diaria de las instituciones y los ciudadanos.

¿Y lo que menos?

Quizá que las instituciones y fundaciones en general, y en particular CIDOB, cada vez tienen menos autonomía a la hora de decidir qué es lo importante versus los procesos, la burocracia y los condicionantes de la financiación a los que estamos sujetos.

El procedimiento ha tomado muchas veces la delantera frente a lo que es el propósito y relevancia de la entidad, y esto a veces es difícil de encajar. Y ello a pesar de que nuestros stakeholders valoran crecientemente la importancia de tener un centro como el nuestro en Barcelona.

¿En qué crees que destaca tu entidad?

CIDOB destaca por su manera de entender las Relaciones Internacionales desde una perspectiva plural. No las estudiamos o participamos en ellas solamente en los debates clásicos, si no que tratamos, sobre todo, de añadir la variante de temas que son especialmente relevantes para la ciudadanía como el cambio climático, la tecnología, el futuro democrático… Estos elementos hacen que nuestra manera de entender el mundo sea más plural, involucrando a más actores y acciones, incluidas las ciudades como actor internacional.

¿Cuál es su principal reto?

Incidir en los procesos de toma de decisiones siempre es un reto para un think tank: ser capaces no solo de analizar si no también de incidir. En particular CIDOB tiene el reto de, además de mantener nuestro status europeo y nuestras conexiones ya forjadas, internacionalizarse: ir más allá de Europa y posicionarnos junto a los que están en la gran liga de los grandes think tanks globales.

¿Dónde se sitúa tu entidad? ¿Sabes por qué se escogió esta ubicación?

Es muy interesante porque estamos en el barrio del Raval, lo cual lanza muchos mensajes. Es el centro de Barcelona, pero a la vez ha sido un claro objetivo de revitalización urbanística. Esto, sumado a instituciones como el MACBA o el CCCB que han formado un centro cultural en la ciudad, ha conseguido darle la vuelta a ese lado más turístico de Barcelona.

Además, se trata de un barrio tradicionalmente con problemas urbanísticos y socioeconómicos. Por ello la misión de acercar nuestra razón de ser a la ciudadanía cobra todavía más sentido. Ponemos a la ciudadanía en el centro de las relaciones internacionales y lo plasmamos en nuestra sede.

¿Cómo es de importante Barcelona para vuestra entidad?

La mayor parte de los think tank del ámbito internacional están ubicados en capitales y centros de poder. Barcelona quiere precisamente tener esta dimensión de participar en el debate internacional y siempre ha tenido esta vocación de ir más allá de lo que le correspondería por su ubicación. Creo que esto demuestra la importancia de la ciudad para nosotros y es una de las múltiples muestras de vocación internacional de la ciudad.

Por lo tanto, digamos que el hecho de que Barcelona tenga también un centro de relaciones internacionales capaz de participar del debate como cualquier otro da importancia a la proyección global de la ciudad.

¿Con qué ciudad compararías Barcelona?

Si encontrásemos una ciudad que tuviera el mismo atractivo de proyectarse con menos recursos y capacidades que muchas otras y con una ubicación privilegiada en su entorno, sin duda la destacaría, pero precisamente todo esto es lo que hace de Barcelona una ciudad muy única.

Y aunque me cueste encontrar una ciudad parecida, si tuviera que destacar alguna diría San Francisco. Ambas ciudades tienen mucha importancia en sí mismas y son foco de atención, sin albergar el aparato administrativo y empresarial de otras. Son ciudades faro a las que mirar con detenimiento.

¿A qué modelo de ciudad crees que debería parecerse Barcelona?

Barcelona es un modelo de ciudad en sí mismo. Sin embargo, hay que potenciar el modelo de ciudad innovadora e inclusiva, no pasando por alto retos sociales como la crisis energética, la inflación, la digitalización o la inestabilidad laboral. Como todos estos retos tienen aparejado un cambio en las dinámicas internacionales, hay que apostar por comprender los fenómenos que subyacen en ellos y adaptarse para que innovación e inclusividad vayan de la mano.

¿Qué buenas prácticas de otras ciudades te gustaría que Barcelona adoptara?

Barcelona tiene que encontrar su propia “buena práctica” y no creo que sea comparándonos constantemente con otras ciudades que lo conseguiremos, sino forjando nuestro propio modelo y siendo capaces de potenciar aquellos ámbitos de acción que nos ayuden a ello .

¿Qué le pides a la Barcelona del futuro?

A la Barcelona del futuro le pido dos cosas: que sea consciente de su potencial y que potencie ese potencial, valga la redundancia. Barcelona tiene que creerse este potencial y actuar sobre él. El mundo ya no lo configuran solamente los actores clásicos de las relaciones internacionales: también incorpora a las ciudades como actor central.

Para Barcelona, se trata simultáneamente de no caer en pensamientos negativos sobre lo que deberíamos de ser y lo que son otros, sino más bien conocernos a la perfección para explotar nuestra potencialidad. Este es el espíritu que deberíamos buscar ahora.

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