La internacionalización de la educación superior, una oportunidad para Barcelona

La educación superior se ha convertido en uno de los sectores más dinámicos de la economía global y si Barcelona apuesta por ella, puede convertirse en una gran fuente de talento y empleo de calidad.

La internacionalización de la educación superior era una tendencia imparable antes de la pandemia y todo apunta a que seguirá siendo uno de los sectores más dinámicos y con más crecimiento en el futuro. Millones de estudiantes deciden cada año donde cursarán un grado o un máster y cada vez son más las ciudades y países que han identificado este sector como una oportunidad para su desarrollo, para la creación de empleo y la atracción y retención de talento.

Pese a que cada vez son más los estudiantes que se sienten atraídos por la ciudad y deciden apostar por ella para seguir desarrollando su formación académica, Barcelona no está aprovechando todo su potencial y todavía está lejos de poderse considerar un hub de educación superior internacional. En cambio, otras ciudades como Singapur, Shanghái o, en Europa, Copenhague y Ámsterdam han llevado a cabo un exhaustivo plan a largo plazo que las ha situado al nivel de otros hubs internacionales de educación superior tradicionales como Londres, Boston o San Francisco.

¿Qué es en lo primero que consideramos cuando vamos a vivir, estudiar o trabajar a otra ciudad? Barcelona ofrece muchas características que la hacen una ciudad atractiva para los estudiantes: su calidad de vida, su localización estratégica y su cada vez más palpable internacionalización la han llevado a situarse en el puesto 21 en la QS Best Student Cities a nivel global, y la 7a posición en Europa.

Los estudiantes que buscan obtener un título eligen destino según la calidad y prestigio del diploma y son el mejor termómetro de la internacionalización de un sistema, además de tener un impacto enorme sobre su país de acogida, tanto en términos económicos como en muchos otros aspectos. Estos estudiantes no solo son un visitante de largo plazo, sino que aportan talento a la ciudad, en un momento donde este talento debe ser la base de nuestra economía.

Es por este motivo que Barcelona Global ha elaborado el informe El reto de posicionar Barcelona como destino para estudiantes internacionales universitarios y de posgrado con el objetivo de concretar e impulsar los pasos necesarios para convertir Barcelona en un hub global de educación superior, por todo lo que puede suponer tanto en la mejora de nuestro sistema universitario como en la creación de oportunidades para nuestros ciudadanos y también por el enorme impacto en la economía.

Gran potencial de la ciudad

Barcelona cuenta con programas competitivos y sus universidades tiene un número alto de estudiantes extranjeros, aunque todavía estamos muy lejos de los lideres internacionales. Entre su gran potencial destacan:

Una base de investigación potente en su área metropolitana, así como másteres y doctorados excelentes, principalmente en los ámbitos de la biomedicina, la física, las escuelas de negocios y la economía.
Tres de las mejores escuelas de negocio del mundo, con IESE, ESADE y EADA -situadas en la 1ª, 20ª y 39ª posición respectivamente en el ranking de los mejores programas MBA del mundo de The Economist-, así como una creciente presencia de estudiantes internacionales especialmente en masters y posgrados de nuestras universidades.
Barcelona presenta una estructura de costes muy competitiva frente a los principales hubs internacionales de educación superior.
Cuenta con una importante infraestructura de servicio al turismo y viaje de negocios y convenciones, que podría ser adaptada en caso de una reducción general de la movilidad internacional debido al Covid-19.

Los grandes retos de la ciudad

Sin embargo, Barcelona debe afrontar ciertas limitaciones, para poder sacar la máxima rentabilidad a sus fortalezas:

La ausencia de una política a largo plazo de fomento de la internacionalización, la competitividad y la excelencia de la educación superior.
Un sistema universitario con muy poca autonomía real para definir estrategias propias de atracción de profesorado y alumnado internacional.
Dificultad para obtener visados y diferencias entre el subsidio a estudiantes internacionales frente a los locales.
La limitada inversión del sector público en educación superior.

En este sentido, para alcanzar un marco regulatorio favorable, son necesarias reformas en dos grandes ámbitos: (1) reforma del sistema universitario, dotando a sus universidades de una fuerte gobernanza y de autonomía para definir sus propias estrategias, seleccionar y promocionar al profesorado, invertir en iniciativas disciplinares y multidisciplinares y atraer estudiantes; (2) reducción de las limitaciones a la libre entrada de estudiantes internacionales, tanto en el ámbito del acceso a la universidad como en las políticas migratorias.

5 modelos de los que tomar ejemplo

Barcelona debe poner el foco en los modelos internacionales de éxito. Entre ellos destacan:

Atraer un campus de una universidad global para dar visibilidad y que a su vez atraiga a otras instituciones. En este sentido, instituciones de los Estados Unidos, el Reino Unido y China, por ejemplo Yale, New York University o Fudan, están mostrando un interés creciente por Europa.
Crear un Liberal Arts College, un modelo clave de educación superior que ofrece educación multidiciplinar y que no existe en España, como el Bard College Berlin y el Amsterdam University College en Europa.
Impulsar la educación profesional de primer nivel, especialmente en los campos STEM.
Crear colaboraciones de investigación institucionalizadas entre nuestros mejores centros de investigación y líderes internacionales.
Crear un campus para una Iniciativa Universidades Europeas, uno de los programas emblemáticos de la Comisión Europea en el que ya participan cuatro universidades de Barcelona (UAB, UB, UPC, UPF).

La oportunidad para Barcelona

Añadir a Barcelona el atributo de ciudad universitaria atractiva para el talento global abre para la ciudad un mundo de oportunidades en clave de:

Atracción de talento para nuestro tejido productivo. Un talento que al vivir en Barcelona durante su formación puede echar raíces en la ciudad y asentarse, ya sea trabajando en nuestro tejido económico, como investigador en los centros de investigación, o emprendiendo nuevos negocios.
Un impacto económico importante derivado de la estancia en Barcelona y materializado en costes de matriculación, alquileres, transporte, hostería, ocio, cultura y prescripción del destino.
La creación de una red de exalumnos formados en Barcelona que desde sus actividades profesionales pueden actuar como grandes embajadores de la ciudad en el mundo.
La mejora de la oferta educativa de excelencia a la que los barceloneses podemos acceder, y la mejora también de oportunidades para nuestros académicos al ampliar la demanda de profesionales en educación.
El incremento positivo de la percepción de Barcelona como una ciudad de talento al ser reconocida internacionalmente como ciudad de formación educativa como hoy lo son ciudades como Boston, Londres, el eje Oxbridge, entre ortos.
El impacto positivo en calidad y reconocimiento para el tejido local de universidades y centros de formación superior.

Barcelona debe hacer una apuesta clara para convertirse en este hub: potenciar sus fortalezas como ciudad metropolitana, potente en investigación, másteres y posgrados, con una estructura de costes muy competitiva, junto con su gran oferta cultural y turística, la acercaran más a su objetivo.

La ciudad tiene los mimbres, solo falta la voluntad para ser capaces de ejecutar un plan a largo plazo.

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